Te voy a contar algo que me pasa casi cada día en la consulta.

Como es de esperar, veo mucha gente con estreñimiento. Y si no vienen directamente diciéndome que lo tienen, yo lo pregunto. La mayoría de problemas de las personas que vienen a la consulta de proctología, son debidos al estreñimiento.

Hasta ahí todo bien.

El problema es que, en los casos en los que sugiero tomar un tratamiento para solucionar el tránsito intestinal lento, me suelo llevar respuestas del tipo:

«A mi no me gusta tomar laxantes» Y también «No quiero tener que depender de la medicación»

Y entiendo de donde vienen estas dudas. Cuánto daño se ha hecho difundiendo el mito de que los laxantes generan dependencia y hacen que tu intestino se vuelva vago.

Porque no veo a ninguna persona con diabetes diciendo que no se va a inyectar insulina porque su páncreas se va a volver vago.

Pero aquí viene la peor parte.

Resulta que la gran mayoría de las personas que me dicen que no quieren tomar laxantes, ya toman laxantes.

Suelen tomar los del tipo estimulantes, los cuales en pocas ocasiones hace falta recetar porque suelen tener un efecto mayor (y son peor tolerados) que los osmóticos.

Si, toman los famosos «laxantes naturales» que no sé por qué motivo están más aceptados. Me refiero a los tés, infusiones, hierbas e incluso pastillas que se venden en supermercados, herbolarios o en internet.

La mayoría de estos contiene Sen o aloe vera, de la familia de las antraquinonas. Esta última con advertencias de sus posibles efectos adversos graves en estudios animales. Y no están recomendados en el embarazo, por cierto.

Oye, si te quieres tomar antraquinonas tampoco te lo voy a criticar. Pero eso de que te la tomes por tu cuenta, sin advertencias, sin dosis recomendada y sin un seguimiento médico, como que no.

¿Tu eres de las que te tomas estos laxantes?

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